La ultrafiltración es un proceso de separación física. Los tamaños de poro de la membrana, entre 2nm y 100nm, determinan la separación de sólidos suspendidos reducir el valor del SDI, endotoxinas, bacterias, virus y otros patógenos del agua para la producción de agua de alta pureza.

Con esta tecnología de separación (ultrafiltración), el líquido cargado circula tangencialmente en la superficie filtrante de la membrana. La clarificación ocurre cuando el líquido cruza la membrana. La tecnología de filtración por membrana funciona bajo el efecto de una diferencia de presión, que causará la retención de las partículas que sean mayores que el tamaño de poro de la membrana, mientras el solvente y las partículas más pequeñas pasan a través de la membrana.

En términos de operación, la tecnología de filtración por membrana se basa en una diferencia de presión, generando la retención de partículas cuyo tamaño excede el de los poros de la membrana. Este mecanismo permite que el solvente y las partículas más pequeñas traspasen la membrana, resultando en un fluido tratado de alta calidad.

Este proceso de ultrafiltración, al aprovechar las propiedades de exclusión basadas en el tamaño de los poros de la membrana, se convierte en una herramienta esencial para la purificación del agua. La capacidad de retener contaminantes de dimensiones específicas, como bacterias y virus, resalta la eficacia y versatilidad de esta tecnología en la producción de agua de alta pureza. En síntesis, la ultrafiltración emerge como un método distintivo y eficiente para mejorar la calidad del agua, siendo la diferencia de presión y la selectividad de los poros de la membrana los pilares fundamentales de su éxito en la separación de componentes no deseados.